VERBIER

  Ignacio Vasallo      

            LA ESTACIÓN DE ESQUÍ MÁS ESPAÑOLA DE SUIZA

El año pasado Verbier recibió el premio a la mejor estación de esquí del mundo en los World Ski Awards. Por supuesto es discutible, pero al menos indica un posicionamiento en la parte alta de la clasificación.

Verbier es la estación principal en una de las grandes zonas esquiables europeas: los 4 valles que, en conjunto, disponen de más de 400 kilómetros de pistas, 74 de itinerarios y espacios infinitos para el esquí de fuera pista. La cota baja de los valles está a 821 metros y la alta:  el pico Mont Fort a 3.330 con un desnivel de 2.509 metros, lo que permite larguísimas bajadas. En lo alto del mirador panorámico podemos disfrutar de la vista más espectacular de los Alpes con el Mont Blanc y el Cervino dominando el paisaje.

Hay una gran diferencia entre la exquisita Verbier, que se encuentra a 1.500 metros y las otras estaciones de los 4 valles de un nivel inferior, por supuesto más baratas, con pistas más fáciles, más concurridas y con algunos remontes antiguos.

 Verbier es para los esquiadores expertos: algunos fuera pistas, en este paraíso de los fuera pista como las bajadas del Mont Gelé son un reto incluso para ellos.  Las zonas aparentemente más sencillas tienen su complejidad. Lo positivo es que, con excepción de los fines de semana, las pistas están despejadas -muchas son negras- y no hay colas en los renovados remontes.

 Allí no hay solo ”palilleros”, que van sobre esquís y usan bastones- palillos en la jerga de ese deporte-, sino también “surferos”, que van sobre tablas, los que se tiran en parapente, o incluso los más relajados que se transportan en trineo  arrastrado por los perros . 

Verbier es caro, incluso muy caro -el franco suizo supera al euro en un 8%-. El forfait de un día se acerca a los 90 euros – excepto para los mayores de 77 años que pueden esquiar gratuitamente toda la temporada. Los restaurantes, en general de buena calidad, no ofrecen platos por menos de 25 euros y es imposible que te sirvan una botella de vino que cueste menos de 50. Por supuesto algunos son mucho más caros: son los que atienden a los dueños de los Lamborghini  o de los diferentes modelos de Porsche que se pasean por el pueblo. El escaparate de una de las inmobiliarias ofrecía chalés desde 2 millones de euros hasta 14. Todavía los había más caros, pero había que pedir el precio personalmente. Los hoteles no se quedan cortos. El turismo familiar que usa apartamentos se dirige a las demás estaciones de los 4 valles.

Es sorprendente lo extendido que está el español: numerosos esquiadores, especialmente catalanes que allí son atendidos en castellano;  camareros  y todo tipo de trabajadores de origen español o hispanoamericano. Pero también muchos suizos se expresaban en nuestro idioma: cosas del turismo o del amor. Al preguntarle a uno de ellos como lo había aprendido, me explicó que su novia era de San Agustín de Guadalix. Resulta que hace unos 20 años se plantó en Verbier un emigrante de esa localidad que echó raíces y fue llamando, en la mejor tradición de los expatriados, a sus primos que a su vez llamaron a los suyos con el resultado de que hoy día hay allí una comunidad de más de 50 sanagustin enses que han ido enseñando madrileño a novios, novias, amigos, amigas y  demás  interesados.

Verbier no entra en modo reposo cuando termina la temporada de nieve. En verano se celebra uno de los festivales de música clásica más interesantes de Europa además de todo tipo de actividades para los que prefieren la montaña al mar o para los que pueden permitirse ir al mar unos días y otros a la montaña.

Está situada en la Suiza francesa en el cantón del Valais, a un par de horas de Ginebra y a 8 de Barcelona en automóvil. Tanto Lausana como Montreux están a una hora en coche. Merece el viaje.